Autocensura y Compromiso Informativo

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Tara Pixley Poynter Al Tompkins Petapixel
Presentación: Claudia Tenorio

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En días pasados ha comenzado un debate, que a pesar de no ser nuevo, ha venido escalando desde hace unos años.

La discusión, durante las marchas de protesta en Estados Unidos, es si los fotoperiodistas deben o no mostrar las caras de los manifestantes.

Si bien la NPPA (Asociación Nacional de Fotógrafos de Prensa en USA) reaccionó rápidamente oponiéndose a la sugerencia, hubo otras voces que matizaron este tema de manera importante

Ante la pregunta si se difumina el rostro de quienes aparecen en una fotografía de noticias, los aspectos pueden ser muy cambiantes.
Todos hemos fotografiado a ciudadanos que pueden estar en situación vulnerable, ya sea en conflictos armados, víctimas del crimen organizado, o bien de violaciones, abuso familiar, etc.
Las reglas de ética nos llevan a cuidar ese tipo de imágenes por respeto a quienes aparecen en la fotografía.
Pero en el caso de una protesta legítima, que por tanto se hace noticiosa, la línea entre lo que se debe mostrar o no, comienza a ser borrosa.
Tara Pixley, profesora de la universidad LMU (Lincoln Memorial University) lo explica de esta manera:

La discusión “debería ser sobre nuestro enfoque ético, crítico y reflexivo para fotografiar poblaciones vulnerables dado el contexto de vigilancia estatal que a menudo se sigue con acoso selectivo y prácticas discriminatorias a nivel local, estatal y federal”.

Aunque en términos de ley, no hay duda al respecto, como se lee en un artículo de Poynter, quien está en un espacio público que se torna un hecho noticioso, queda expuesto a que los fotoperiodistas registren el hecho.
Es sabido que las agencias policiales pueden reclamar material visual para colectar evidencia de un ilícito, y esto puede poner en riego la la integridad de un ciudadano que se manifiesta pacíficamente.
Pero quien es la persona que marcará la diferencia legal entre un delincuente que entra a robar a una tienda de conveniencia y el manifestante que termina destruyendo la propiedad ajena si es fotografiado durante los disturbios en una protesta?
Pero quien es la persona que marcará la diferencia legal entre un delincuente que entra a robar a una tienda de conveniencia y el manifestante que termina destruyendo la propiedad ajena si es fotografiado durante los disturbios en una protesta?
Todos sabemos que los personajes del poder poseen cientos de recursos para que la prensa no llegue hasta ellos en situaciones incómodas.

Quienes protestan en las calles no tienen esos privilegios.

El informar responsablemente también significa analizar la situación del hecho noticioso y que tan dañinas pueden ser nuestras fotografías para aquellos que se encuentran indefensos ante las arbitrariedades.
Pero también sería deseable que aquellos que protestan en las calles adoptaran una actitud de más empatía con quienes estamos registrando los hechos.

Sin embargo desde hace un largo tiempo los fotoperiodistas hemos quedado atrapados entre dos fuegos, o bien nos unimos a la causa de uno u otro bando, o bien comenzamos a ser vistos como enemigos de cualquiera de las dos facciones.
Como dice el Profesor del Instituto Poynter Al Tompkins en su articulo:

“Por un lado, (los manifestantes) quieren que documentemos la historia, excepto cuando no les sea conveniente. La policía quiere que documentemos la historia de su compasión, de su profesionalismo, excepto cuando no le es conveniente, excepto cuando están golpeando a alguien¨.

Van en aumento aquellos movimientos civiles que comienzan reclamando por causas justificadas, pero que luego se transforman lentamente, fanatizándose, desviando su cometido peligrosamente a la derecha reaccionaria poniendo a la prensa como sus enemigos.
Y cada día hay más periodistas agredidos por autoridades o por civiles alcumplir con su labor, cada día hay más periodistas asesinados sin que se halle a los culpables.
Aunado a este fenómeno, se suma que en algunos casos, los fotoperiodistas han comenzado a inclinar la balanza en favor de sus causas personales, dejando de lado la responsabilidad de informar honestamente a la sociedad.Por ejemplo, se puede notar el sesgo informativo en las fotografías publicadas en las protestas de Argentina o Chile en los los últimos años.
Esto nos hace aún más vulnerables ahora que estamos navegando en aguas turbulentas.Y además, del brazo de la tecnología, hoy ya existe una aplicación para el sistema IOS, donde rápidamente se hace una copia de una fotografía difuminando la cara de las personas y borrando todos los datos de la meta-data (Nota de Petapixel)
.Una panacea para los periodistas ciudadanos.

Para quienes apenas comienzan en esta profesión, el horizonte donde mirar está en los profesionales que en han basado su carrera en la reputación de sus imágenes, y no detenerse en la pasividad facilista de hacer causa común con un movimiento en particular, dejando desvalida a la sociedad y su derecho a estar bien informada.
Flaco favor le hacemos a nuestras sociedades si en lugar de informar responsablemente sobre los hechos noticiosos , actuamos con la corrección política que indica la marea de moda.

Debemos cuidarnos cada día más de no sumarnos inadvertidamente al Caballo de Troya de las noticias falsas.